Biografía San Conrado de Parzham

Durante 41 años, desempeñó la función de portero del convento, un rol que requería gran sacrificio y dedicación. A pesar de las duras condiciones, con jornadas de hasta dieciocho horas diarias, oraciones constantes y escaso tiempo para dormir, San Conrado mantuvo una serenidad y paz interior que impactaban profundamente a quienes lo visitaban. Su actitud cálida y acogedora transformaba la rutina diaria en una experiencia espiritual enriquecedora para todos.
Su piedad y devoción, especialmente hacia la Virgen María, eran evidentes en su vida diaria. San Conrado solía decir: "La Cruz es mi libro; una mirada a ella me enseña cómo debo actuar en cada circunstancia". También dedicó tiempo a obras benéficas, especialmente en apoyo a niños abandonados, a través de la conocida Liebeswerk (Obra de Amor).
El 18 de abril de 1894, después de asistir a misa, se sintió indispuesto y pidió a un hermano que lo reemplazara en su tarea en la portería. Al no recuperarse, le comunicó humildemente al superior: "Padre, ya no puedo más". Fue ordenado a reposar en su celda, la de la Santísima Virgen. San Conrado, con el crucifijo y el rosario en mano, entregó su vida a la oración. El 21 de abril de 1894, después de recibir los sacramentos, falleció con la vista fija en el cielo a la edad de 76 años. Su muerte conmovió a muchos, y su cuerpo fue venerado por personas de todas las edades, especialmente niños. Fue beatificado por el Papa Pío XI en 1930 y canonizado el 20 de mayo de 1934.