1. Compromiso con la excelencia:
Nos anima la convicción de que nuestros estudiantes pueden lograr un alto nivel de excelencia en los diferentes ámbitos del desarrollo humano: en lo cognitivo, espiritual, emocional, estético y físico. En este sentido es necesario incorporar contenidos, acciones y metodologías que promuevan el equilibrio en un currículo marcado por lo cognitivo y lo conceptual. De Jesús aprendemos el más alto concepto de la excelencia, Él nos invita a la perfección cuando nos dice: "sean ustedes perfectos como su Padre celestial es perfecto (Mt.5,48)". El buscar la perfección en lo que hacemos debe ser el horizonte que anime y urja a quienes formamos parte de esta comunidad educativa, conscientes, por cierto, que la perfección sólo la alcanzaremos en Dios, sin embargo, es a lo que tendemos y buscamos a diario.
2. Jóvenes formados en la honestidad, la verdad, el respeto, la inclusión y la solidaridad:
La excelencia no la entendemos exclusivamente en el ámbito de los aprendizajes, por cierto, los involucra, pero va aún más allá; se trata de la formación de personas de excelencia, que, moldeada por los principios y valores del Evangelio, aprendidos de la vivencia diaria en las relaciones cotidianas y del testimonio de sus educadores, lo hacen carne en su vida. Resaltamos los valores de la honestidad, la verdad, el respeto, la inclusión y la solidaridad como los ejes de nuestro quehacer.
3. Comprometidos con el desarrollo de competencias en el ámbito científico, humanístico y técnico profesional:
Entendemos el desarrollo de competencias como el encadenamiento armónico y progresivo de conocimientos, habilidades y actitudes. La incorporación simultánea de estos componentes en la actividad de la enseñanza y el aprendizaje, tanto en la modalidad HC como TP, obliga no sólo al estudiante, sino también al equipo docente y directivo en su adquisición. En este mismo contexto se incorpora el desarrollo de la creatividad, la innovación y el emprendimiento como desafíos a desarrollar en nuestros estudiantes. Nuevamente aparece el componente metodológico como elemento estratégico para generar estos aprendizajes y el arte y la expresión, en su sentido más amplio, como actividades transversales del quehacer de la escuela.
4. Protagonista activo de la sociedad:
La excelencia ha de mover a los jóvenes a no quedarse en un estado de conformismo estéril, sino a ser protagonistas activos de las transformaciones que requiera la sociedad contemporánea para ser más justa, solidaria e inclusiva. Por ende, el desarrollo de la capacidad crítica y autocrítica, la participación y el liderazgo, se transforman en una actitud a desplegar desde el aula.
5. Comprometidos con el medio ambiente:
Compromiso con el respeto, protección, preservación y defensa del medio ambiente ha de ser inherente al proceso formativo de nuestros estudiantes, como expresión de la justicia para con las generaciones actuales y futuras, merecedoras de la gracia creadora de Dios para la humanidad de todos los tiempos.
6. Aprecio y valoración del componente identitario indígena de la cultura local y nacional:
Compromiso institucional con el respeto y aprecio de la cultura mapuche en todas sus expresiones, impregnando el currículum escolar de modo transversal, de manera tal que la comunidad educativa reconozca y valore sus elementos identitarios.
Nos anima la convicción de que nuestros estudiantes pueden lograr un alto nivel de excelencia en los diferentes ámbitos del desarrollo humano: en lo cognitivo, espiritual, emocional, estético y físico. En este sentido es necesario incorporar contenidos, acciones y metodologías que promuevan el equilibrio en un currículo marcado por lo cognitivo y lo conceptual. De Jesús aprendemos el más alto concepto de la excelencia, Él nos invita a la perfección cuando nos dice: "sean ustedes perfectos como su Padre celestial es perfecto (Mt.5,48)". El buscar la perfección en lo que hacemos debe ser el horizonte que anime y urja a quienes formamos parte de esta comunidad educativa, conscientes, por cierto, que la perfección sólo la alcanzaremos en Dios, sin embargo, es a lo que tendemos y buscamos a diario.
2. Jóvenes formados en la honestidad, la verdad, el respeto, la inclusión y la solidaridad:
La excelencia no la entendemos exclusivamente en el ámbito de los aprendizajes, por cierto, los involucra, pero va aún más allá; se trata de la formación de personas de excelencia, que, moldeada por los principios y valores del Evangelio, aprendidos de la vivencia diaria en las relaciones cotidianas y del testimonio de sus educadores, lo hacen carne en su vida. Resaltamos los valores de la honestidad, la verdad, el respeto, la inclusión y la solidaridad como los ejes de nuestro quehacer.
3. Comprometidos con el desarrollo de competencias en el ámbito científico, humanístico y técnico profesional:
Entendemos el desarrollo de competencias como el encadenamiento armónico y progresivo de conocimientos, habilidades y actitudes. La incorporación simultánea de estos componentes en la actividad de la enseñanza y el aprendizaje, tanto en la modalidad HC como TP, obliga no sólo al estudiante, sino también al equipo docente y directivo en su adquisición. En este mismo contexto se incorpora el desarrollo de la creatividad, la innovación y el emprendimiento como desafíos a desarrollar en nuestros estudiantes. Nuevamente aparece el componente metodológico como elemento estratégico para generar estos aprendizajes y el arte y la expresión, en su sentido más amplio, como actividades transversales del quehacer de la escuela.
4. Protagonista activo de la sociedad:
La excelencia ha de mover a los jóvenes a no quedarse en un estado de conformismo estéril, sino a ser protagonistas activos de las transformaciones que requiera la sociedad contemporánea para ser más justa, solidaria e inclusiva. Por ende, el desarrollo de la capacidad crítica y autocrítica, la participación y el liderazgo, se transforman en una actitud a desplegar desde el aula.
5. Comprometidos con el medio ambiente:
Compromiso con el respeto, protección, preservación y defensa del medio ambiente ha de ser inherente al proceso formativo de nuestros estudiantes, como expresión de la justicia para con las generaciones actuales y futuras, merecedoras de la gracia creadora de Dios para la humanidad de todos los tiempos.
6. Aprecio y valoración del componente identitario indígena de la cultura local y nacional:
Compromiso institucional con el respeto y aprecio de la cultura mapuche en todas sus expresiones, impregnando el currículum escolar de modo transversal, de manera tal que la comunidad educativa reconozca y valore sus elementos identitarios.